En pleno centro de Dos Hermanas, atestado de treintañeros, incluso cuarentones, algunos ya con hijos, estaba la exposición o evento “RetroSevilla 2017”, en el centro cultural “La Almona”. En cuanto me enteré de qué iba, tuve que apuntarlo en mi google Calendar… había que ir. ¡Y vaya si había que ir!
Fue una visita preciosa, nostálgica, en la que recordé
muchos juegos de mi infancia;mi primera consola (y la única, yo era más de
PC), los juegos arcade de los 90, las maquinitas recreativas, los disquetes,
las aventuras gráficas… mereció la pena.
Es curioso cómo tuve que explicarle a mi hermano, nacido en
2005, cómo iban las maquinitas (lo de tres botones bastos y un joystick
regordete como que no es muy actual. Lo de meter 25 pesetas mucho menos). En un
panel había una colección de mandos desde 1977. Yo conocía bastantes, mi
hermano sólo los dos últimos de la PlayStation. Le conté con qué y cómo me
picaba muchas noches, que me las pasé jugando al Monkey Island –todos sus
capítulos- o al Maniac Mansion (que tenía un propio expositor en el evento) –realmente
jugué al “Día del Tentáculo”, que era la segunda parte, la primera era muy
difícil para lo chico que yo era-, o la aventura de Indiana Jones y “La Última
Cruzada”, que por mucho que me supiera la película de memoria, siempre fallaba
algo en el juego y no terminaba nunca de pasármelo (tardé años en completarlo,
porque siempre lo dejaba a la mitad y lo empezaba cuando me acordaba…). En fin,
hice de “abuelo batallitas” contando miles de tonterías sobre mis manías
jugando al ordenador o la Mega Drive. Sí, lo del cartucho también tuve que
explicárselo, lo de los CDs es muy nuevo, aunque él pensara que eso era de
siempre.
C:\> cd monkey
C:\monkey>
monkey
Executing…
Ese Maniac Mansion del que hablaba antes, que nunca llegué a
pasarme, ahora lo tengo en racha y no puedo dejarlo. Siempre me ha encantado
devanarme los sesos con las aventuras gráficas, y ésa, creada por Ron Gilbert,
el mismo de “Monkey Island” y otras tantas de SCUMM y Lucasfilm, además tiene
bastantes golpes de humor, ironía y sarcasmo, como todo lo de Ron Gilbert en
realidad.
Por mi pasión futbolera, el Sensible Soccer era el otro de los juegos más trillados que tuve. En mi Olivetti 2.86 tuve que borrar el archivo “autoexec.bat”, porque claro, no tenía espacio suficiente de RAM, era mucha tela ese disquete de información que tenía que insertar para jugar y el PC no podía cargar el juego… muchos gráficos entonces para tan poquita RAM. Jugadores, equipos y selecciones de 1988 a 1990 (cuando lo jugaba sólo habían pasado 7 u 8 años) eran representados como monigotes y cuadraditos de 8 bits, capaces de moverse de arriba abajo y de izquierda a derecha. Igual que el FIFA de ahora, que te vienen hasta los recogepelotas… El FIFA 97 fue el primero de “cierta” calidad que tuve, pero para la Mega Drive. Eso ya era muchísimo nivel, una auténtica pasada cómo me iba por la banda derecha, la colgaba en la esquina del área y remataba en el punto de penalti. Ese era el truco. Siempre entraba. Cuando gané todo lo que se pudiera ganar, entonces me aburrí. Hice un equipo con los nombres de mis compañeros de clase, yo como capitán, claro está, y gané varios mundiales y ligas españolas, como es lógico; en mi promoción, la clase de 4º de primaria de La Salle de la calle San Luis sólo era comparable con el Milán de Nesta, Maldini y Van Basten, aunque la Juve de Nedved y Del Piero siempre me puso oposición alguna que otra vez. Por cierto, ya lo conté una vez, pero me encanta repetirme: gracias a aquella portada del juego, sentí curiosidad por la Juve, que además jugó una final de Copa de Europa contra el Real Madrid y otra de UEFA contra el Borussia de Dortmund, y por el fútbol italiano, “il calcio”. Me llevé casi 20 años pensando en esa bonita historia, hasta que hace un par de años, me enteré de que en la portada el que aparecía era un jugador del Newcastle. Con dos cojones. ¿Os imagináis yo viendo la Premier ahora? Pues menos mal.
El Sonic, que ha llegado hasta la actualidad de uno u otro modo, igual que el Super Mario en la nintendo, es otro juego que me sabía de memoria; todos los truquitos para coger todos los anillos, la combinación de botones para saltar de fase –siempre fui un tramposo, aunque me fui apaciguando con la edad, también tenía un mal perder impresionante, de psicólogo con doctorado y clínica en Harvard-, dónde venían los “malos”, etc. Nunca supe si era un erizo, un puerco espín o una rata mu rápida vestida de azul. Creo que ahora mismo sería capaz de pasarme la mayoría de las fases sin demasiada complicación. Humildad ante todo, como se ve. Pero es que en temas de PC no parto peras con nadie. Bueno, con algún que otro maestro al que tengo admiración desde pequeño, como mi vecino Rubén.
Ese vecino, Rubén, que vivía dos plantas más abajo, tenía muchos más años que yo. Fue básicamente quien me “inspiró” para que yo estudiara ingeniería de teleco. Me pasé tardes y tardes en su casa, viendo cómo jugaba –él a los mandos- o cómo avanzábamos en una aventura gráfica cualquiera –las dos cabezas echando humo, aunque teniendo en cuenta la diferencia evidente de edad-. Era quien tenía acceso a ese mercado de juegos en disquetes, un manejo del MS-DOS envidiable (del que aprendí todo lo que sé y os puedo asegurar que no sé poco, de nuevo mi humildad informática presente) y una inteligencia mezclada con un dominio mental de los juegos que me hacía vivir cada pelea con el teclado del Olivetti como si la aventura, el partido, la lucha o la carrera la estuviera sufriendo yo en primera persona. Sí, alguna vez he dicho que fue de mis primeros ídolos. Junto con Súker. Pero uno se fue con Ana Obregón y el Real Madrid y el otro, aunque se ennovió, nunca dejó la disquetera vacía y la pantalla apagada. Se marchó a trabajar fuera y cuando volvió se casó y se mudó. Cambiaron las cosas.
Imagen de http://hol.abime.net/1150 |
El “Prince of Persia”, que era un monigote blanco como los futbolistas del Sensible Soccer, pero con un poco más de resolución, rubito, de 8 bits que iba pasando fases matando “moros”, para rescatar a una princesa de las garras de un sultán hechicero, fue quien me demostró que los tiempos definitivamente habían cambiado y que tenía que cambiar de ordenador o comprarme una consola. Aquí también desarrollé prácticas como tramposo con aquél comando en MS-DoS de:
C:\>cd prince
C:\prince>
prince megahit
Executing…
Ese “megahit” me daba un huevo de vida y no las tres mierdas
de oportunidades con el que empezabas la partida, además de que si sabías las
combinaciones de teclas oportunas, podías pasar de fase, parar el reloj,
acelerarlo, morir en el instante por si tenías instinto suicida –esa habilidad
por suerte no la desarrollé- o saltar a la última fase si tú lo que querías era
ver el mamoneo con la princesa –que ya hay que estar enfermo para enamorarte de
la princesa con 8 bits de escote y protuberancia-. Con el tiempo, el muñeco se
convirtió en un metrosexual depilado, que más que rescatar a una princesa
sospecho que estaba interesado en vivir con el sultán que fuera su “rey moro”.
Hicieron películas, efectos especiales a tutiplén, gráficos impresionantes en
sus versiones modernas de Play Station y nada para PC. Era el fin. O al menos
eso pensaba. Dejé el Olivetti, pasé a un Pentium, un poco flojo, pero ya no
eran píxeles gordos, eran dibujos animados, bonitos, con un audio un poco más
agradable que esos berridos “MIDI” que salían de al lado del ventilador de la
computadora. Dejé de jugar porque no me enganchaban los modernos arcades, sólo
el PCFútbol y algún FIFA, el 2004 recuerdo, con su TOTAL CLUB Manager, que
desbancó al de Dinamics Multimedia y que tampoco era demasiado atractivo en mi
Pentium… Cambiaron las cosas. Demasiadas.
Y el Monkey Island seguía sacando versiones… sumadas a las dos de las que hablábamos al principio, se publicaron el “Monkey 3” y el “Monkey 4”, a los que también se enganchó mi hermana como adolescente.
Este post podría durar no sé cuántas páginas, ni cuántos días podría estar escribiendo de ello, porque si bien nunca me gustó la “play” o “la nintendo”, sí fui un loco de los juegos de ordenador (y lo sigo siendo, aunque con más gráficos y menos tiempo dedicado, por desgracia) desde bien chico, porque mi padre llevó el primer ordenador a casa pasada la Expo, por 1993, cuando aquella pantalla “de tubo” y 2.86 significaba todo un adelanto y desmesurada potencia italiana de Olivetti. El WordPerfect, el programa para escribir y editar texto;
C:\> cd wp51
C:\wp> wp51
Executing…
…el Dr. Halo, que era
el paint de la época y otros pocos de softwares que estaban “escondidos” en ese
sistema MS-DoS que no todo el mundo fue capaz de dominar por su rara estructura
(básicamente como la actual, pero sin interfaz gráfica)…
C:\> dir \p
…me dieron la vida y fueron fundamentales en mi desarrollo
como “friki” (o “nerd”) de ingeniería, próxima a la informática, pero de
telecomunicaciones (algún que otro juego de aeronaves, sistema solar, Star Wars
y telecomunicaciones también hubo).
Ahora, como decía al principio, pasados los años y refrescando la memoria, vuelvo a despertar a ese niñato gafotas delante de la pantalla (ahora de un portátil), enamorado de los píxeles gordos y del humor irónico y sarcástico de las aventuras gráficas, de las rarezas de los juegos de rol y de todas esas pequeñas partidas interminables de arcade, unas veces acompañado, otras veces a solas –la mayoría-, pero siempre con los deditos sobre el teclado, esperando a dar el comando para seguir avanzando.
C:\blog\newPost>
cd..
C:\blog>
cd..
C:\>
exit
Shutting
down…
Nota: Escribe un comentario si recuerdas algún juego de los
que no estén en la siguiente lista o de los que se hayan hablado en el post,
cuéntame tu experiencia en esos pixelados 90 ;P
-Warriors
-Bella y la Bestia.
-Indianapolis 500.
-Indiana Jones y la Ciudad Perdida de Atlantis.
-Lemmings.
-Simcity.
-Pang.
-Simon the
sorcerer.
-Hollywood
Monsters.
-Gimm
Fandango.
-La Abadía.
-Larry.
-Alone in
the Dark 1 y 2.
-Another
World.
-Blockout.
-LHX.
-Solar
System.
-Rogue One
3D.
…
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