Como no he escrito aún nada nuevo que merezca la pena ser publicado, pues pongo otro microrrelato que escribí para las microjustas del pasado verano. Esta vez, la palabra clave era CAMARADA, y seguíamos teniendo el límite de palabras por texto.
Camaradas
Vaya. Un padre asesinado, un hijo iracundo y borracho, otro, sacerdote inocentón, y un ataque de celos por medio… ¡otra familia de ricachones atascando el sistema judicial! Después se quejarán si la revolución se los lleva por delante.
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