La sucia y caótica Roma se presentó una vez más ante mí. Y volví a enamorarme de ella.

Mientras mi madre se quedaba en el hotel, exhausta por la cantidad de calle que le hice recorrer andando por mi locura enamoradiza por San Giovanni in Laterano, me dirigí hacia la Piazza Venezia, andando -cómo no- por la Vía Labicana y observando cada desconchón de cualquier pared de la ciudad.
Paseando por el Ludus Magnus, junto al Colosseo, subiendo aquella eterna estrada empinada en la que miles de asaltantes pícaros, al más puro estilo mediterráneo, intentan venderte algo, me di cuenta cómo otros miles de turistas como yo -aunque no sé si tan enamorados de esa ciudad- pisaban las enormes piedras que conformaban un suelo imperial hace más de dos mil años, hoy llena de cigarrillos, folletos de publicidad y alguna que otra lata de refresco, sin detenerse un momento a valorar lo que verdaderamente tenían en frente. O a sus pies.

Menospreciado por el absurdo criterio moderno de la posesión y el famoso “fúpbol total” que algunos se empeñaron en clavar a fuego hasta en la más patética de las plantillas y pese a cualquier identidad propia que tenga un club o una selección nacional y saltándose cualquier cultura futbolística anterior, el Catenaccio, el Calcio y la Serie A pasaron al ostracismo del fútbol europeo y fueron pisoteados con indiferencia como las piedras de la Via Appia, Labicana o Merulana, pese a haber sido de las rutas más importantes de la Historia de la Humanidad.
 Los saqueadores aprovecharon el momento y destrozaron las instituciones del Calcio, pudriéndolo de corrupción y robos, profanando las catacumbas de los clubes, como si de las de San Calixto se tratase, y faltando el respeto de todos los aficionados italianos.
Las grandes potencias económicas fijaron sus ojos en la cada vez más pesada Premier inglesa, en la predecible Liga española y en un mundo fantástico televisivo que nada tiene que ver con el fútbol que realmente se debería destacar. Tiraron las columnas en las que se apoyaba la cultura futbolística de un país.

No son tiempos para la lírica en el fútbol italiano, me pueden reprochar, pero creo que habría que profundizar un poco más y analizar realmente el cambio que está viviéndose esta temporada en Italia, aunque ya viene arrastrándose cierta tendencia desde 2012, con Cesare Prandelli como estandarte.

Tras muchos años en los que el Calcio no ofrecía más que eso, “calcio” –patada en italiano-, varios equipos resurgen de la nada y dan vida a una liga desprestigiada y asqueada por quien no se fija en los valores tácticos y emocionales del fútbol. Como Enric González nos escribe en su magnífico libro “Historias del Calcio”, el fútbol italiano está lleno de anécdotas preciosas, de clubes y jugadores con encanto, de sangre mediterránea, de un sentimiento que por mucho que nos quieran vender los isleños nórdicos no tiene nada que ver con ellos y que nunca comprenderán, porque no es fútbol, es la ciudad y el barrio. En el pasado derby de la capital, en el Estadio Olímpico de Roma (imposible de visitar como turista tanto por la distancia, como por la prohibición de visitas guiadas), se vio una de esas fotografías -o vídeos en este caso- que plasman de verdad el pintoresco mundo del calcio y, sobre todo, del romano:
Y como esta, otras miles de historias que enamoran. Como el abrazo de Florenzi con su nonna, su abuela, que nunca había ido a ver un partido de su nieto y el día que va al Olímpico de Roma, su nieto le dedica el gol que además le daría la victoria a los giallorossi. Todas las viejecitas del país adoran a Florenzi desde ese momento. El ídolo de la senectud futbolera.


En la última Eurocopa se vio cómo los periodistas deportivos hacían el ridículo una vez más –la mayoría de los periodistas deportivos se debieron equivocar incluso el primer día de facultad rellenando sus datos en la matrícula- sin tener ni idea de qué podía ofrecer la Selección Azzurra. La típica soberbia española –madrileña al menos- propia de los tiempos de Flandes y Carlos V, se mezcló con la costumbre también española de menospreciar al rival y hablar sin tener conocimiento ni información. Muchos se pensaban entrar como en el saqueo de Roma -saco di Roma- de aquél 1527. Pero ni Del Bosque es Carlos V, ni Roma -Italia- está aliada con los franceses. Italia ha cambiado. Italia está renaciendo.

Este año, Juventus, Nápoles, Roma, Atalanta, Milán y Lazio dan vidilla a una liga que estaba bajo las cenizas del Vesubio, aunque hay todavía escombros por todos lados.

La Juventus de Turín sigue siendo dueña y signora del Calcio. En Europa ya asustaron hace poco al Barcelona en una final de Champions y en Sevilla llevamos viendo su poderío un par de años en la fase de grupos. Es el equipo que más componentes aporta a la Azzurra, incluso el esquema 3-5-2 que algunos no llegaron a comprender para ser Italia tan defensiva como pensaban (Camacho todavía piensa que 3-5-2- era el prefijo del teléfono de Conte). Tiene un bloque defensivo que ya lo quisiera yo en un proceso judicial: Buffon, Bonucci, Barzagli y Chiellini. Canela fina. Esa solidez defensiva hace que sea de los equipos menos goleados de Europa y que su sistema sea muy efectivo con carrileros como Alves o Evra. Aunque por delante tampoco se queda corto: Mandzjukic, Higuaín, Cuadrado, Khedira, Pjanic… Líder absoluto, siempre estará ahí, aunque no hay que olvidar que son los culpables de aquél “moggigate” y que son el club con más “permisividad” -digámoslo así- arbitral de Italia, el Real Madrid del país transalpino, hablemos claro. Aunque realmente no era el equipo del Duce.

La Roma, mi amada Roma, mi equipo italiano favorito, da una de cal y otra de arena, no termina de ser tan regular como la Juve, por lo que le va a costar alcanzar el liderato. Aun así, está emocionante la parte alta de la tabla y aspira a todo. Con un juego muy ofensivo que Spalletti, en su regreso a casa, ha conseguido mantener de su predecesor Rudi García, con Perotti, Nainggolan, Salah, Strootman o Dzeko, vienen de ganar el último derby en el Olímpico. Controlado todo, claro está, desde atrás por Danielle De Rossi. Pelos de punta con sólo acordarme de lo guapo que está con esa barbita. Pero para guapo el eterno capitán, Francesco Totti. Me parece ofensivo hablar de él en este blog indigno, todo un líder y un signore, dentro y fuera del campo, reconocido incluso por sus rivales (aunque no preguntes por el sur, Roma siempre será “Roma ladra” y todos los que viven en ella serán de la misma condición). En el aspecto defensivo, Fazio es el central que destaca, pero Emerson y Manolas le dan bastante fortaleza defensiva a esta Roma. Salen con el balón controlado, pero tienden rápidamente siempre a la banda en la búsqueda de la velocidad de Dieguito o Salah -ahora lesionado y reemplazado por Bruno Peres- y con el apoyo por dentro de Nainggolan o Strootman. El 4-3-3 les permite a veces variar las posiciones entre los 6 de delante, por lo que cualquiera de los nombres dichos anteriormente puedes encontrártelos rotando entre los 6 puntos del esquema. Lleva varios años recuperando su forma, convirtiéndose en un grande de Italia, de los que siempre le ha costado ser.

De Rossi y Bruno Peres celebrando la victoria en el derbi de la pasada semana.

El Nápoles no deja la cabeza de la tabla. Recuperó su esplendor ochentero maradoniano hace unos años y ahora no quiere perderlo. En Octavos de Champions y despuntando en su país, a los pies del Vesubio, el Nápoles de San Paolo –o Napoli en literatura italiana y Nápuli verbalmente parlando- vendió a Higuaín por un pastizal irrechazable y consiguió reforzarse de maravilla este verano. He visto pocos partidos –contra la Roma el más completo y perdieron 1-3- así que no puedo opinar en profundidad, pero en lo poco que he visto, el 3-5-2 no lo pierden tampoco -fue uno de los primeros que recuperaron este extraño sistema en Italia-. Y cómo no hablar de la espectacular delantera que tienen con Hamsik, Insigne, Callejón y Mertens... imposible de creer que no tengan gol y sólo estén cuartos en la tabla, empatados con el Atalanta y la Lazio. Sí, he dicho Atalanta.

Y digo bien. Este año hay un Atalanta curioso, que hace un par de semanas le echó cara a la Roma y que está entre los puestos europeos. Juego vistoso, ofensivo, con bastante posesión y con un “PapuGómez que no conocía de nada y que es la clave de este equipo, junto a Kessie, otro delantero bastante peligroso.

El Milán y el Inter, dos clásicos de los que es imposible hablar por separado. Uno recobrando la vida y perdiendo a Berlusconi y el otro perdido de la mano de Dios. Tras el derbi della Madonninna, el Inter pese a conseguir el empate in extremis, se pierde por la mitad de la tabla, sin competición europea y con una inversión económica importante. Los chicos de la casa Pirelli se llevaron a Banega, ahora suplentón cuando al principio lo jugaba todo de manera indiscutible. Antes se llevaron a Medel -central o mediocentro defensivo importantísimo en el equipo- y Kondogbia –contundente en el centro del campo, pero un poco perdido ante la falta de compañeros que completen su recuperación, por ejemplo el propio Banega-. No son pocos los partidos que ha tenido que ver su Director Deportivo en el Sánchez Pizjuán. Dependen de Icardi, un delantero italo-argentino que no termina de despuntar como jugador top y que su nivel de nerviosismo en cada partido hace que sea fácil de desconcentrar, si eres un central veterano o medio inteligente.

El AC Milan, mucho más serio y elegante en el juego, más “italianizado” en el sentido táctico de un partido, con Bacca -ahora lesionado y tanteando el mercado para una posible marcha- y Niang en la delantera. Parece haber resucitado tras unos años en los que no han pisado estadio europeo por su mala clasificación casera. Con 32 puntos, comparte la segunda y la tercera plaza con la Roma, un duelo precioso que veremos el lunes 12 y que puede marcar mucho el devenir de la temporada. Cuando decía que es un equipo más “italianizado” me refería también a que este club siempre ha contado con más paisanos que su amigo Inter, acostumbrado a tener que buscar en el extranjero. De Sciglio, Abate, Donnaruma -el nuevo Gianluigi que cubrirá la portería de la Nazionale-, Locatelli… dan buena cuenta de esto que digo. Aunque siempre tienen a su brasileño de turno, como Robinho, Ronaldinho o Ronaldo Nazario. No es mal equipo en absoluto. Viendo las alineaciones empleadas desde el principio de temporada, impone bastante respeto. Puede que no tanto como las que tenía a Gattuso, Pirlo, Van Basten, Seedorf o Maldini, pero sí como para estar en el top 3 de la clasificación italiana. Por eso, el exigente San Siro -Giuseppe Meazza también cada dos semanas-, ya ha fischiado -silbado- a sus jugadores en esta temporada, porque pese a la clasificación, el juego del equipo se queda a veces atascado y no muestra ser o querer ser, lo que sus aficionados pretenden ser.

Y por extenderme demasiado en el Calcio italiano, sin darme cuenta llego a la tienda Puma de la Via del Corso, pasada ya en demasía la Piazza Venezia con su alarde de patriotismo ondeando enormes banderas tricolori sobre el monumento a Vittorio Manuelle; pasada incluso la Piazza Colonna con su batalla grabada de Marco Aurelio venciendo a los germanos, pero pisada por San Pablo por imposición de un Papa inteligente; casi en la Piazza di San Claudio, justo después del Palazzo Chigi, donde el gobierno tiene su sede y el Presidente de los Ministros reside. Allí, a los pies de otros dos grandes ministros, Buffon y Chiellini, doy con una sudadera que no dudo en probarme, oler y sentir, aunque sea pleno mes de julio. Esa sudadera se viene conmigo a España. Y el Calcio este año me acompaña. Quien lo quiera que disfrute; quien no, siempre tendrá la oportunidad de comentar con José Antonio Camacho y Manu Carreño lo maravillosa que es la selección de Portugal

Continuará... 

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