Barba hortera superperfilada o una de tres días. Peinando canas. Chaquetón con capucha, oscuro normalmente. Vaquero ancho o deshilachado y botines. Nunca con zapatos medio decentes. Ni siquiera unas New Balance. Manos en los bolsillos, salvo cuando tiene en una un botellín, y actitud de cierta pachorra. Lo sabe todo ya y va de vuelta. Mujer al lado. Gorda normalmente, con los brazos más abiertos de lo normal porque le rozan con los pechos. En mallas, probablemente. El niño con un patinete de 300 pavos comprado en el Costco y un mechón teñido. Un niño más mayor vestido con la equipación del equipo del barrio al que lo tiene apuntado y donde los sábados por la mañana se harta de cubatas. Y la niña, zalamera. Con dos aros en las orejas como los que usan los domadores para que los leones lo atraviesen en un salto. Paquetito de cigarro de vez en cuando y, entre calada y calada, quejarse de no haber dado un palo al agua en su puta vida porque los inmigrantes vienen a quitarle el trabajo. Que él, por lo suyo, no puede seguir buscando y que le van a quitar la pensioncita que había conseguido hace años. Ahora todo se lo dan a los moros y a los gitanos. El matao, perfecto prototipo antiguo de los barrios obreros, ahora se ha convertido en la presa fácil del populismo fascista y mediocre de Europa. Por lo menos de Sevilla. Pasaron por una época podemita, pero "es que no llevan razón".
Después está el votante de VOX al que verdaderamente le es útil el programa del partido. Pero ese no lo ves en tu barrio. No necesita decir a qué partido vota ni pelearse en las redes compartiendo catetadas de la Guardia Civil o poniendo banderas del chino en el balcón. No creo que ni siquiera comprara en el chino. Conoce Cataluña de verdad, no de las noticias ni de mensajes de whatsapp que le han pasado. No tiene nada que ver con el matao de gimnasio y chaquetón barato con capucha.

El votante sociata, el que si se llevara todavía el pantalón de pana lo llevaría. Se le inculcó férreamente en su época de instituto o en los Salesianos una doctrina izquierdista, grabada a fuego con Alfonso Guerra y Felipe. En la Universidad se promovió. Que significa que se hizo sociata de pro y después ya no se movió. Ahora es un burgués pero que viste informal y se considera de la clase media. “Los de Podemos es que son muy radicales”. Y siente Andalucía como si fuera la que le diera de comer. Es republicano, pero el rey está bien. Chaqueta con coderas sí. Y gafas de pasta. Empezó viviendo en un barrio y ahora en un pueblo dormitorio, que hay menos gente en chándal. O han vivido toda la vida en el centro, porque sus padres trabajaron mucho.

El pepero pasa como con el de VOX. Hay dos vertientes. Primero, está el que no necesita decir que vota al PP. Y aunque haya mangado todo lo que han mangado, lo defiende. “¿Y los EREs qué?”. No necesita dejarse las patillas ni llevar los "fachalecos" esos, medio barbours medio camperos, que se llevan ahora. El de verdad, al que se dirige su líder, siempre ha sido de derechas y no habla ni de grises ni de azules. Habla de economía y se siente liberado por toda la morralla que se ha ido con VOX.
Pero también está el pepero de la clase media. El que se echa gomina como si su condición social dependiera de ello. “Con lo que ha corrido mi padre delante de los grises como pa que ahora vengan estos chuflas”. Si había tanta gente como dice que ha corrido delante de los grises, las calles debían parecer la San Silvestre. Ese grita contra el "soe" de Chaves y Susana. Desde su puesto en algún empleo de funcionario o sector público te dice “que yo sé bien de lo que hablo”. Un defraudado. Tendió a la derecha en cuanto ganó dos duros y se creyó en la ola del capitalismo. Vive en un barrio de las afueras "porque allí tienen de todo" y no hay gentuza. Se está seguro. Los de VOX tienen razón, pero no se termina de fiar. "Yo, a mi [lugar de trabajo público] me viene una gente, que no vea, po lo tengo que atender igual que al resto".

El podemita es el que sabe de verdad, no como tú, so facha. Si tiene más de 30 años corrió delante de los grises y si no, conoce verdaderamente los problemas del pueblo porque lo ha estudiado en historia o en alguna universidad pública. Lo normal es que muestre un pelado como si hubiese sufrido una venganza o sea algún tipo de distrofia. Vestir de manera informal es la clave, para dejar claro que no es como el resto. Él no tiene etiquetas. Se enfadaría enormemente al ver que solo hablo de "él" y no de "ella". Porque no es inclusiv@. Como sus líderXs. "¿Si soy comunista tengo que vivir en una caverna y no tener un iPhone?". No come carne porque vio un reportaje en laSexta en el que salía que los animales sufren mucho. Ya no come ni queso. Vegano. Y pguimavega. Al principio, la mayoría de los mataos del primer párrafo pasaron una época apoyando a este partido salido del 15M. "La gente ya está mu harta y estos no nos han robao todavía, que yo sepa". La vertiente más fiel a los ideales del partido rompieron hace años con el PSOE. Y son los que saben diferenciar el Frente Popular de Judea y el Frente Judaico Popular. Felipe les traicionó. Incluso a los que todavía no habían nacido.

El de Ciudadanos es lo que yo suelo llamar fuera de política un "piticli". Un chavalito joven de derechas, con un peinadito de abundante pelo y flequillo como el de la guitarra de Marisol, y con todos los privilegios de la clase media alta, que para desmarcarse de sus padres (votantes del PP o burgueses socialistas), apoyan a un partido totalmente diferente y de centro que no tiene nada que ver ni comparte ninguna ideología con el PP. Lo de los pactos lo ven más como una negociación, porque la cosa no es ser presidente, sino que le echen cuenta. Como en casa. Pantalón de pitillo y sin calcetines. Náuticos sin calcetines. Los calcetines de ejecutivo con los náuticos es más del PP. Como es un partido relativamente nuevo y hay gente que todavía no tiene muy claro su programa, no ha sufrido ningún movimiento migratorio como los mataos o los sociatas resentidos. Quizás algún pepero harto de Mariano y sus compinches. Pero como vinieron los de VOX, mucho más explícitos, pues se fueron para allá.

Y, ahora, con la de años que me había mantenido en mis treces de no votar, miro a mi alrededor y me veo en la obligación de votar. Ten en cuenta que vota tu cuñado. Y todos los que son como he descrito arriba.
Soy hombre blanco, heterosexual, clase media, con un trabajo fijo, treintañero, educado en instituto público claramente socialista, hijo de padres divorciados y de familia más desestructurada que el sistema defensivo del Logroñés de los noventa. Viví en un barrio de las afueras, después en el centro y ahora en un barrio de abueletes medio fachillas, medio obreros. Trabajo para una subcontrata al servicio de una multinacional europea que vende aviones a jeques de dictaduras en oriente medio y me encanta el fútbol y la literatura. Hago un deporte bastante snob como el buceo y estoy hasta la polla de la hipoteca que me tiene los huevos cogidos, junto con los dos préstamos pendientes que tuve que pedir para poderme casa. Y el Fiesta a plazos.

Así que no me toquéis los cojones y sed sensatos. Coged e interpretad todas las etiquetas que queráis. Pero dejadme en paz.


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