Después de mucho tiempo, he vuelto a sentarme en un taburete alto, junto a la barra de un bar. Lo malo es que todavía no ha pasado todo. El asiento aún estaba frío. Las tizas, sin estrenar. La bayeta, recién lavada. Y el camarero, con la mirada verde oscuro y tragando saliva antes de preguntarme y escuchar el jefearacuandopueda.

Les he visto la cara de tirar p'alante como cabrones, de aguantar como patero izquierdo en la cuesta del Bacalao, como toro Miura desangrándose pero levantando la cabeza porque tiene más dignidad y orgullo que el torero, como el que aprieta el volante después de saltarse un semáforo, como el negro que alcanza la mano del patrullero de la Cruz Roja, como el niño que espera el caramelo de sus reyes, como tu madre el día que dio a luz, terminando un romance natural de nueve meses y empezando una historia de amor eterno, como apretó los dientes el defensa en el córner en contra en el último minuto, como la pluma que destrozó páginas enteras para denunciar el horror de una novela, como el médico agarraba el desfibrilador mientras empezó el baile del anciano y la muerte, como la sonrisa que se da en los velatorios, como Sísifo cuando empieza de nuevo.

Venga, ánimo. Y a aguantar como cabrones.

Foto de @GuisadoJimena. https://twitter.com/GuisadoJimena/status/1276874252675960832

No hay comentarios:

Publicar un comentario