Lo han asesinado con las manos en la masa. Siempre se arriesgó a que lo pillaran. Fue un temerario que dejó de robar en pueblos y aldeas, para urdir los mayores atracos en la historia nacional. Formó parte de la familia mafiosa más importante del país y nunca tuvo reparos en humillar a sus víctimas, después de haberlos destrozado. Todo se lo quedaba para dárselo a sus dueños, los ricos, sus padrinos. Con los años perfeccionó su técnica y, aunque en algunas ciudades tenía siempre puesta una diana sobre la nuca, su "profesionalidad" y su condición de lacayo le obligaban a seguir robando, una y otra vez, a las mismas víctimas. La corrupción le daba de comer. Nadie cree que se haya arrepentido nunca; se convirtió en una sucia rata del sistema. Acaban de recoger su cadaver, abandonado en mitad del campo de fútbol, con las cejas rotas de varias pedradas, la mandíbula descolgada y la sien convertida en un manantial de sangre. Aún no le habían quitado el silbato de la boca y seguía vestido con su uniforme de árbitro.
 
mafia boss

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